26 de marzo de 2015

El amante reflejado en una gota perdida

Le rogué, le conté que la junaba siempre que podía y aunque no pudiera, le rogué, me entregue, le rogué ser su amante y no se negó. Desde entonces, desaparece sin avisar, pero siempre vuelve, y me cuenta miles de cosas, gritándome y susurrando, con furia, con calma, dándome toques suaves en el alma.