Cargo el espejo pegado al pecho, todas las decisiones las tome yo y, las tomo aquel, que solo realidad irradia, o que siempre, nunca, dijo nada, este no es el nido, viste las ramas, el árbol, no es acá, este es el final. 

Los campos de mi ciudad

Verde, rojo, amarillo, blanco, campos llenos de vida, existe un mundo entero sobre estos pies, pero yo parezco existir en otro lugar, entre capas, más allá. No estoy listo para volver, esos lugares son como una nube cambiando de forma en el cielo, rarezas, sentimientos detrás de las hojas, todavía no.

Cuando termino la primavera

Prometía grandes cosas y quería creer que eran ciertas, después de perderme en la corriente del tiempo, alejado de los que todo lo ven, como si fuese un animal, triste, a los ojos en el espejo les anuncie la llegada de una nueva ola, salí y le susurre a los pájaros, posados en los cables del barrio, le grite a los morrocoyos plantados en el agua, sude sobre los arboles para charlar con serpientes, pero a ningún humano le dirigí palabra alguna, por que todo es mentira, o puede serlo. Y ya me voy. 

Nubes y pensamientos

Las nubes negras que vuelan y vuelan al lado del camino señalan la era de la perdición, los muros caen y arden mientras mi corazón se deteriora, desaparezco calmado, manso, en cada aliento me voy, adiós.

Espiral

¿En cuantas vidas habré amado, en cuantas me quemaron en la hoguera? El dolor, la muerte temprana, la vida ideal, el guerrero y el ladrón, fui todo y ahora soy, nada.

Calle andrómeda

Corazones atemorizados y al borde de la putrefacción, se ocultan, creyendo retener su dolor, yo, sin embargo, no temo, mi ya perdida y distorsionada alma quiere estar en esos monstruosos lugares hórridos y fríos que no existen en esta realidad, busca y re busca en las calles vacías, portales de la oscuridad, a veces tan siniestros y hostiles, ocultando miles de dagas, por cada una un beso, algo tan hermoso que no puede ser nada más que disfraces con los que me encariñe, compañeros en un viaje sin fin... capa tras capa... piel tras piel. La noche nunca termina.

Las puertas del invierno se abren

Me abrazo, me comprendió, era yo, nadie más, y yo siempre fui su eterno camarada, el frío a mi lado tembló cada segundo, cada noche.

El sol intenta paralizar nuestra causa

Buscamos el verdadero final como unos tontos, sin rumbo, aparentando en cada uno de nuestros movimientos, porque la verdad en este caso es la más falsa de todas, innecesaria, al no existir, sentémonos y descansemos, solos por siempre, y quizás, esa eternidad sera nuestro nuevo final.

Los demonios toman vino en el cielo

Completamente vencido, pegado a la tierra, sin energía alguna. Me deje caer, la vista es un asco, pero el cielo, que siempre esta como quiere estar, es hoy lo ultimo que veo antes de fingir que duermo tranquilo por las noches.

Quieto en

Adoro la nada, el vació es algo tan común para mi que ya no existe en tiempos libres. La vida normal que todos quieren golpea una puerta a lo lejos, no quiero atenderla, no quiero estar cara a cara con la realidad. La costumbre es rara, no quiero moverme demasiado, perdón, ya lo hice, lo hago siempre y sin pensarlo, se mueve el mundo que yo mismo cree, se derrumba cuando me marcho y se arregla solo cuando vuelvo, cuando vuelvo del mundo real. Me hace sentir confuso, últimamente una sensación que no tiene nombre me visita, y no se quien es ni como abordarlo, quedo quieto, confuso y quieto, solo y quieto, triste y quieto, indiferente y quieto.